Algo huele mal en los rescates a la banca



Las necesidades financieras en España en 2012 están calculadas en 59.300 millones de euros. Bankia necesita un total de 24.743 millones, Catalunyabank, 10.825 millones, NCG Banco 7.176 millones de euros. También necesitan capital Banco de Valencia (3.462 millones) , Popular (3.223 millones), BMN (2.208 millones) e Ibercaja, Liberbank y Caja 3 (2.108 millones). Santander, BBVA, Caixabank, Kutxabank, Sabadell, Bankinter y Unicaja no necesitan capital adicional. Por lo que más que de rescate a la banca, debería hablarse de rescate a las cajas de ahorros.

Una caja de ahorros es una entidad de crédito similar a un banco, son instituciones de crédito sin ánimo de lucro y con diferente carácter legislativo. En concreto, los bancos son sociedades anónimas, mientras que las cajas de ahorros se rigen por la ley de sociedades limitadas de carácter fundacional, motivo por el que deben destinar, por ejemplo, una parte de sus dividendos a fines sociales y tienen representación gubernamental (políticos) en su seno. Y esto último ha sido su ruina, ha que han sido hundidas por la clase política española.

Los administradores de una empresa tienen responsabilidad civil y penal. Si una empresa se hundiera a consecuencia de la irresponsabilidad de unos malos gestores, los accionistas no dudarían en acudir a los tribunales para hacerles pagar los platos rotos. Sin embargo, los políticos españoles parecen estar exentos de todo tipo de responsabilidad civil o penal, ya que ningún responsable ha sido encarcelado y no parece que la cosa vaya a cambiar.

Sobre el agujero de la banca habría mucho que hablar y sería objeto de otro post. Pero este agujero ha ayudado a la ruina del país, a la sequía del crédito asfixiando a autónomos y pequeñas empresas y a la pérdida del capital de muchos pequeños ahorradores, entre otras dramáticas consecuencias.

Lo que el ministro de Economía, Luis de Guindos, llama reordenación del sector, debería llamarse socialización de las pérdidas, palabras que sólo esconden un auténtico expolio mientras que los enemigos de los eufemismos se decantan directamente por el término expolio. Dicen que la reforma financiera de 2012 será recordada en un futuro como el mayor expolio cometido contra los españoles. Y no, todavía no ha ido nadie a la cárcel.

Básicamente, la reforma ha consistido en detraer recursos de los contribuyentes para salvar a las entidades financieras. Desde el gobierno se insiste en que estas ayudas tendrán un coste cero para el Estado, ya que deberán ser reintegradas por las entidades beneficiadas, pero se sabe a ciencia cierta ya mismo, que muchas jamás podrán ser devueltas porque es algo absolutamente imposible.

Debido al rescate del sistema financiero de la Unión Europea, del que los españoles somos avalistas, el Gobierno ha subido impuestos a los ciudadanos, ha dejado tirados en la cuneta a miles de pequeños ahorradores en las preferentes, lo mismo que los que acudieron entusiasmados a la mediática salida a bolsa de Bankia.

Otras víctimas del expolio serán los 10.000 trabajadores del sector que serán despedidos, sin tener culpa de nada. Ya sólo Novagalicia realizará más de 2.500 despidos.

Según el insigne catedrático de Economía Roberto Centeno, Rajoy ha hecho lo que ningún gobierno del mundo: el salvamento indiscriminado de todo el sector financiero, con independencia de la viabilidad o no las entidades, en contra de la opinión de la Unión Europea, que pedía el cierre de las entidades no viables.

Pero no se vayan todavía, que aún más. Se permite por parte del poder que los bancos acreedores, culpables con sus préstamos irresponsables de la burbuja, se marchen de rositas a costa de arruinar a los bonistas minoritarios, a los tenedores de preferentes, a los pequeños accionistas y a los contribuyentes, ya que el impago habría supuesto demandas internacionales contra las mismas, y convertido en inevitable el procesamiento de los responsables, todos los cuales son altos cargos del PP, del PSOE y de los nacionalistas. Esta es la razón de la sinrazón, en palabras del eminente catedrático Roberto Centeno, por la que Rajoy está haciendo recaer todo el peso del ajuste sobre los ciudadanos y sobre los pequeños ahorradores, impidiendo que ninguno de los culpables haya respondido por nada.

Esta es la realidad de los rescates a la banca. Una realidad para echarse a llorar porque demuestra que nuestros políticos prefieren que quiebren familias, autónomos y pequeños negocios, antes que tocar a la banca y sus privilegios. Este es el liberalismo que tenemos en España, son sólo liberales para lo que les interesa. Se les debería caer la cara de vergüenza. Si la tuvieran claro.


Yo no digo nada, pero no sé por que, como que me viene un mal olor...

Jaime Arroyo

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