El poder de un sueño


Cuando parece que no hay futuro, que todo se cierra, que el mundo nos come y la vida no nos ofrece alternativas, a veces soñamos con algo hermoso y nos levantamos con la agradable sensación de haber vivido algo bonito y en ese despertar tenemos dos sentimientos, a veces encontrados. El primero es una sensación agradable de haber vivido un trocito de felicidad en medio de tanto desaliento. La segunda es la sensación amarga de que todo fue un sueño y ahora volvemos a la cruda, triste y real vida.

De todo ello podemos sacar dos conclusiones interesantes. En relación a la primera es que si cultivamos poco a poco el pensamiento positivo, poco a poco irá cambiando la percepción de nuestro entorno. Ese pequeño tiempo de dicha en el sueño nos ha ayudado. Entonces los demás tiempos de dicha hemos de crearlos nosotros. Si no vienen, ¡los crearemos nosotros! y haremos ese firme propósito.

Pero todo fue un sueño. Y si fuera realidad. No es realidad. Pero no es realidad hoy. No quiere decir que pueda serlo mañana. Evidentemente hay cosas que soñamos y que, por desgracia, nunca se pueden hacer realidad, como volver a tener con nosotros a un ser querido fallecido, volver a ser joven o niño, pero hay muchísimas cosas soñadas que pueden llegar a ser ciertas, si ponemos empeño, independientemente de nuestras circunstancias, como edad, clase social, origen. ¿En qué nos basamos para realizar tal afirmación? En que si otros lo hicieron (y testimonios sobran hasta aburrir), ¿por qué no vamos a poder hacerlo nosotros?

Compartir
    Blogger Comentarios
    Facebook Comentarios

0 comentarios:

Publicar un comentario