Presupuestos del Estado de España para 2014. Ni convencen, ni ilusionan, ni son los del crecimiento


Recomiendo a todo español y a quien no lo sea que tenga interés en el tema, en cuanto a los presupuestos del Estado de España para el año 2014, que en vez de escuchar a los políticos, a ciertos creadores de opinión y a ciertos medios, que de imparciales tienen poco y sí mucho de agradecidos e interesados, los tomen en mano (en el mundo digital actual, en pantalla) y los analicen detenidamente. Eso sí, de echarle ganas para hacerlo, recomiendo una versión resumida, porque hacerlo con la versión completa sería un auténtico ejercicio de masoquismo.

Me limitaré a analizar algunos aspectos de los mismos.

La primera mandanga es que según el Gobierno son los presupuestos del crecimiento. ¿Qué crecimiento? Tomándolo de una manera optimista este alcanzará un 0,5% según los analistas. Con ese crecimiento tan ridículo no se crea empleo, que seguirá en torno al 26%. Además ese débil crecimiento se producirá sólo por la aportación del sector exterior, ya que la demanda interna, tanto consumo e inversión, seguirá cayendo. Dicho en roman paladino, el mercado interior de España continúa decreciendo, y dependemos del exterior para no hundirnos.

Y eso de depender del exterior no es nada bueno. Más teniendo en cuenta las enormes incertidumbres en la recuperación de la economía a escala mundial, entre otras, que se debiliten las economías emergentes, como China, India o Brasil; que existen problemas presupuestarios o económicos en Estados Unidos; la debilidad de la recuperación japonesa; y todo esto sin mencionar, la inestabilidad política a nivel mundial, como actualmente sucede en Siria o Egipto y la propia debilidad de la economía europea.

Un crecimiento que no alcance el 1,3% no creará empleo neto y eso lo debería saber el Gobierno, que una de dos, o nos cree muy tontos o lo mismo el tonto es él.

Quienes pagan el pato son los funcionarios y los pensionistas, que a unos y a otros les bajan -dejémonos de eufemismos- sus retribuciones, mientras escandalosamente sube el gasto en puestos eventuales un 8,8%, contrapunto, que en un país decente con personas decentes, haría avergonzar a muchos, a muchísimos.

Ciertos autores neoliberales sostienen que los funcionarios y los pensionistas no contribuyen a la demanda agregada. Pues que se lo digan al pequeño comercio de pequeñas capitales y pueblos de cierta entidad, al que le están condenando a cerrar, ya que este Gobierno obliga a sus compradores a ajustarse el cinturón.

Aparte de los funcionarios (que están más que manoseados de tanto usarles demagogicamente) el otro colectivo con el que la tiene tomada el Gobierno son los autónomos, los grandes perdedores de esta crisis. Como lo de poner a los funcionarios como vagos les ha salido rentable a muchos políticos, muchos de ellos consideran que poner a los autónomos y pequeños empresarios como defraudadores de impuestos también podría ser interesante.

El caso es los autónomos están siendo más que machacados, inspeccionados fiscalmente, han sufrido subidas de todo tipo de impuestos (a ellos y a los consumidores) y no impuestos, como la luz. Y en estos presupuestos tampoco hay nada para ellos, ya que la inversión pública en general desciende y no hay estímulos para la inversión privada y el empleo. Pierdan la esperanza de que haya más: la Ley de Emprendedores es otro bodrio, hecha por políticos sin tener en cuenta a los auténticos emprendedores.

En los Presupuestos 2014 sube un 27,9% el dinero para partidos políticos. Se pasa de los 66,2 millones de 2013 a los 84,7 del próximo ejercicio. ¿No lo sabían ustedes? Pues ya es hora de que lo sepan. Las elecciones europeas son la excusa. Se alega que este año los partidos tendrán necesidades. ¿No las tendrán también los funcionarios? Por no hablar de los pensionistas, que están realizando diariamente el milagro de los panes y los peces, ya que además de malvivir ellos están sosteniendo a media familia. Me pregunto cuantas familias podrían ver aliviadas sus angustiosas necesidades o comer, sí comer, porque cada día que pasa veo más gente rebuscando en los contenedores de basura, o cuantas empresas podrían crear riqueza y empleo con esos 84,7 millones de euros, que son, nada más y nada menos, que un total de 14.093 millones de las antiguas pesetas, habiéndose incrementado este año 3.078 millones de pesetas. Casi nada.

Queridos lectores, no esperéis gran cosa de los políticos actuales, pues unos y otros y los de más allá, son los que contribuyeron a la crisis y siguen con unos comportamientos y unos hábitos como si esta no existiera. O al menos no existe para ellos.

Con el consumo interno paralizado, dependiendo de las exportaciones, sin contener el gasto de los 300.000 políticos que sobran, España se encamina hacia lo que Roubini denomina una trampa de deuda.

Lo único que nos puede salvar es un milagro. El Gobierno predice crecimientos superiores al 2%, pero sólo a partir de 2016 y la prestigiosa PwC en su Global Economy confía en un crecimiento medio para 2015-2019 de sólo el 1,7%. Ojala se dé un milagro y fracase en mis predicciones. España saldría adelante a pesar de su clase política.

En definitiva, unos presupuestos en los que ha faltado coraje o interés para detener la esclerosis y mamandurria política, sensibilidad social y sentido de estado, y en los que ha sobrado cortoplacismo y la defensa corporativa a ultranza de una casta política, que lejos de ser de contribuir al desarrollo del país, es una auténtica rémora de su crecimiento.

Jaime Arroyo

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