Sr. Rajoy deje de maltratar a España y a los españoles



Sr. Presidente del Gobierno de España, D. Mariano Rajoy Brey, me dirijo a Vd. sin ninguna esperanza de que le interese lo que le voy a decir, ya que su primer año de presidencia lo ha ejercido ciego, mudo y sordo, en el sentido metafórico de la palabra, claro.

Después de unos años de auténtico desgobierno, la mayoría de los españoles le otorgó su confianza con la esperanza de que Vd. realizara unos cambios muy necesarios para que el país pudiera salir de la crisis. Tras más de un año de su gobierno, esos cambios, no sólo no se han realizado, sino que Vd. está maltratando legislativa y económicamente a los españoles y por tanto a España.

Aprobó Vd. una reforma laboral sin contrapartida. Facilitaba el despido, pero no la contratación. Las consecuencias son, como se puede comprobar un aumento del paro.

Subió Vd. de una manera absolutamente brutal los impuestos, a pesar de que había prometido lo contrario. Somos el país de Europa con más imposición fiscal después de Suecia y en derechos y servicios sociales estamos a años luz de ésta. Las consecuencias son, como se puede comprobar, el aumento del paro, la ruina de las familias, la caída del consumo y el agravamiento de la crisis económica.

Suprimió derechos económicos y sociales a los funcionarios, al tiempo que denigraba y privaba de recursos a la función pública, con un populismo demagogo y tercermundista. Las consecuencias son, como se puede comprobar, la degradación de los servicios públicos y una desprotección, ya no de los funcionarios, sino, por extensión, del resto de los trabajadores y de los ciudadanos.

Quitó la paga extraordinaria de Navidad a los funcionarios, también con un populismo demagogo y tercermundista, ya que apenas afectaba al déficit público. Las consecuencias son, como por desgracia se ha comprobado, la caída brutal del consumo en diciembre y la ruina de muchos pequeños comercios.

Disminuyó las ayudas a los discapacitados y a los dependientes. Las consecuencias son, como se puede comprobar, el empeoramiento económico y de calidad de vida, de discapacitados, dependientes y cuidadores.

Aumentó las tasas universitarias, alegando que mejoraría el esfuerzo de los alumnos. Pero sea sincero, Sr. Presidente, la calidad de la Universidad española le trae al pairo. Las consecuencias son, como se puede comprobar, más dificultades para las familias y una desigualdad de oportunidades a la hora de acceder a la educación.

Recortó el presupuesto sanitario, alegando que era insostenible, mientras no se tocaban partidas que no sólo no son sostenibles, sino que son un lastre para la actividad económica del país. Las consecuencias son, como se puede comprobar, la degradación de los servicios sanitarios en un país que era modelo y una desigualdad de oportunidades a la hora de acceder a la sanidad. También se dice en los mentideros, y sólo lo digo para que lo sepa, Sr. Presidente, que ese recorte no tiene nada de accidental o erróneo, sino que es intencionado y con oscuros objetivos. Como no me gusta decir las cosas a medias, le diré lo que se comenta en la calle: que alguien con oscuras intenciones se quiere aprovechar de la degradación de los servicios sanitarios y educativos. En este sentido, ni afirmo, ni desmiento, no tengo información, sólo comento lo que se dice vox populi.

El pueblo español tenía esperanza en que reformase la Administración y no sólo no ha suprimido toneladas de cargos de enchufados, asesores, puestos digitales, puestos políticos, sino que todavía los aumenta, reforzando las diputaciones. Las consecuencias son, como se puede comprobar, el aumento del gasto inútil y la pérdida de confianza de los ciudadanos.

El pueblo español tenía esperanza en que eliminase duplicidades y triplicidades administrativas. No ha hecho nada y sea Vd. sincero, no lo piensa hacer. Las consecuencias son, como se puede comprobar, el mantenimiento de más gasto inútil y la pérdida de confianza de los ciudadanos.

El pueblo español tenía esperanza en que eliminase subvenciones a partidos, sindicatos y organizaciones empresariales. La eliminación ha sido mínima y sea Vd. sincero, no piensa hacer más. Las consecuencias son, como se puede comprobar, el mantenimiento de todavía más gasto inútil y la pérdida de confianza de los ciudadanos.

El pueblo español tenía esperanza en que reformase de una vez el tema del canon digital, que los artistas tuvieran su justa compensación por el esfuerzo intelectual y que los jetas fueran a Parla a mamarla. Ahora no les carga el gasto a los que compren Cd's sino a todos los ciudadanos. Las consecuencias son, como se puede comprobar, más opresión fiscal al ciudadano y la pérdida de su confianza.

Por supuesto, no le faltan palmeros, palmeros alrededor del poder nunca faltan.

Si los parados, los pensionistas, los desahuciados, y también muchos palmeros supieran muchas cosas que muchos sabemos, esto iba a acabar muy mal

Perdida completamente la confianza en el pueblo español (si alguien lo duda es que no anda en la calle), tiene dos opciones. Convocar nuevas elecciones, que personalmente no estoy de acuerdo, si no se reforma el sistema por completo y todo va a seguir igual, lo mismo que no coincidí en que Zapatero adelantara las mismas, o dimitir, y que algún miembro de su partido intente reconducir la situación con la vista puesta en el programa con el que ganaron las elecciones.

Y para rematar, lo que le faltaba: las sospechas de corrupción. De lo del caso del tesorero Bárcenas a las dietas percibidas indebidamente del Congreso. Lo del caso Bárcenas hay que demostrarlo y no se puede acusar sin pruebas, pero de lo de las dietas de residencia del Congreso, ¿qué explicación nos puede ofrecer a los españoles cuando Vd. está viviendo en el Palacio de La Moncloa, pagado con nuestro esfuerzo?

Si Vd., Sr. Presidente, ama de verdad a España, dimita. Reconozca que el puesto y la situación le queda demasiado grande. La Historia y los españoles le perdonarán y su postura será engrandecida. Pero si sigue maltratando a España y a los españoles, no sabemos, nadie lo sabe, como va a acabar la cosa, pero sí le digo que no pinta nada bien.

Jaime Arroyo

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